sábado, 2 de marzo de 2013

Ruta del rio profundo (villaviciosa)

Con un día de sol espléndido por delante y con la duda de si subir a la montaña para ver la nieve, hacer ruta de costa para ver el mar o hacer ruta de agua y disfrutar de contemplar ríos en su esplendor de caudal, nos decidimos por esta última alternativa y nos pusimos en camino en dirección a Villaviciosa para pasar el día descubriendo la ruta del Río Profundo de unos 16 km ida y vuelta y que desde luego no nos decepcionó en absoluto.


Para llegar y desde Villaviciosa, hay que coger la AS-255 que une esta localidad con Infiesto, y a pocos km, y nada más pasar un pueblo llamado Valbúcar hay que dejar el coche a un lado de la carretera casi frente a la entrada a una casona denominada La Vega, inconfundible por lo impresionante de su entrada flanqueada por dos pequeños torreones... pero que no nos deben llevar a confusión porque el camino, en concreto el PR AS-137 se inicia a la izquierda de esta entrada justo al lado del cartel explicativo de la ruta.





Nos esperan aproximadamente 8 Km de remontar el cauce del río y descubrir al menos 18 ruinas de molinos de agua señalizados y otros cuantos sin señalizar y que harán del camino un lugar perfecto para traer a hijos, sobrinos o similares que si están un poco acostumbrados a andar, disfrutarán de un paisaje casi de cuento de hadas en muchos de los rincones del mismo.

Nada más empezar el camino y tras dejar atrás los muros de la finca de La Vega, nos encontraremos con el primer molino, el de Griselda, aunque es el que peor se puede ver por estar al otro lado del río y bastante cubierto de maleza.

A partir de aquí agradecemos la idea de venir con las botas de agua, pues por la estación en la que nos encontramos, la borrasca que ha sacudido toda la península días a tras y por supuesto la cercanía al río y la gran cantidad de agua que lleva, hace que el camino esté muy embarrado a lo largo de muchos tramos y se tenga que pasar con frecuencia por zonas que son auténticos lodazales.





Habrá que probar a venir en verano aunque quizás nos perdamos muchas de las vistas que esta época del año ofrece al estar "desnudos" de hojas los árboles y con ello, permitir contemplar mejor cada uno de los rincones de la ruta.

Tras emocionarnos con el espectáculo que proporciona ver el río con tanta agua, enseguida y tras subir unas escaleras en el camino, volvemos a descubrir paisajes maravillosos y nuevos molinos en la ruta, como el Molin del Pitu, al que se puede acceder por un puente de madera.




A lo largo del sendero es fácil encontrar formas diversas de la naturaleza que dejando volar un poco la imaginación nos pueden hacer pensar en monstruos de los bosques que extienden sus tentáculos para atrapar a su presa....


...o imaginarse a los duendes del bosque subiendo a las copas de los árboles por escaleras naturales formadas por hongos...



Lo que no es fácil encontrar, sobre todo en esta época del año y con tanta humedad, es un sitio donde parar a comer algo y nosotros al final lo hicimos en una de las pocas praderas que hay, subiendo un poco hacia el monte, encima de un tocón de lo que debió ser probablemente un castaño (por la abundancia de los mismos en estos parajes) y que nos sirvió de asiento y mesa.
En estas praderas se puede disfrutar además de contemplar magníficos ejemplares de árboles, con frecuencia invadidos por la hiedra al estilo de la película que algunos recordareis titulada JUMANJI.


Con todo esto por un momento me he olvidado de lo más destacable de la ruta de los molinos del río Profundo, y que no es otra cosa que los propios molinos. En algunos, aún se puede ver parte de la maquinaria.


En definitiva, se me hace difícil seleccionar las fotos de tantos parajes bonitos que se pueden contemplar a lo largo de la ruta  por lo que incluiré tres más de diferentes entornos antes de llegar al final de la narración...


La lástima para nosotros es que con tanta contemplación de paisajes se nos hizo tarde y tuvimos que dar media vuelta a escasos 1000 metros del final de la ruta en el pueblo de Buslaz,  y por ello nos emplazamos allí mismo a volver otro día y partiendo de Buslaz  recorrer ese último tramo en dirección a Valbúcar, inicio de nuestra ruta.

Eso sí como despedida la imagen del último molino al que llegamos, el Molín de la Ullina ....


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