La ruta tenía que cumplir varios requisitos: visitar alguno de mis lugares preferidos por los alrededores de casa, zonas gastronómicas, y por supuesto buenas carreteras llenas de curvas con las que disfrutar del placer de conducir una moto.
El día amaneció como la ruta y el destino principal, el Angliru, se merecían, con un día radiante de sol.
Mientras contemplábamos las magníficas vistas de la playa en marea baja, llegó hasta donde estábamos una de las motos que más nos gustan a todos y sueño de alguno de nosotros, la Bonneville serie limitada Steve Macqueen, y como no podía ser de otra manera, nos hicimos una foto con ella....
Para ir abriendo boca de las curvas y paisajes que nos esperaban, el siguiente lugar obligado de visita era la Playa de Vega, y para llegar, la carretera de la costa pasando por Ribadesella....
La playa, situada a unos 10 kilómetros de Ribadesella, está catalogada como Monumento Natural, entre otras cosas por las dunas que son una de las características de la misma.
Otra vez en marcha y para no perder demasiado tiempo, ahora por la autovía hasta Villaviciosa, eso sí, entrando por la primera desviación para así pasar por la fábrica de sidra el Gaitero, que merece la pena por su significado.
En Villaviciosa cogimos la AS-255 que nos llevaría, tras un sin fin de excelentes curvas para moto, hasta enlazar con la N-634 antes de Nava, y una vez allí, dirigirnos sin desviación alguna hasta la entrada de Oviedo, por Colloto.
Desde aquí enlazamos -tras algún que otro despiste y pregunta al personal- con la A-66 en sentido León, hasta salirnos en el kilómetro 35 hacia Soto de la Ribera. Luego y a través de un desfiladero imponente , dirigirnos primero por la N-630 y luego por la AS 231 hasta La Vega de Riosa, localidad que da inicio al ascenso a nuestra meta más importante del día, EL ANGLIRU.
Situado a 1.570 m de altitud, constituye un espacio natural de gran belleza ubicado entre algunas de las cimas más importantes de la sierra del Aramo, como son El Gamonal (1.712 m), el Moncuevu y el Barriscal.
Tras un pequeño (bueno, no tan pequeño) tapeo para coger fuerzas antes del ascenso, iniciamos la ruta, que para los "primerizos" será una experiencia inigualable, y para mí, que era la segunda vez que subía, algo especial, sobre todo por una idea que me acompañó toda la ascensión y es que no recordaba bien lo impresionante que es.
Para narrar la subida, he decidido hacerlo utilizando un relato de la misma realizado por Pedro Delgado, nuestro gran ciclista, contando su propia experiencia, e ilustrándola con nuestras fotos.
Das pedales sin parar y, cuando de vez en cuando levantas la cabeza, ves que apenas has avanzado, que sigues en el mismo sitio y que te sigue quedando prácticamente lo mismo. Es como esos sueños, que a veces uno tiene, en los que corres como un loco y no avanzas del sitio...Cuando llego al Área Recreativa, encuentro un falso llano, e incluso un ligero descenso, aprovecho para coger aire y recuperar. Una pintada amarilla en el suelo me dice que afronto la parte dura: "Empieza el infierno", dice. Me doy cuenta porque aún estoy entero, porque si llega a estar dos kilómetros más arriba..
Efectivamente había dejado atrás la pendiente más dura, del 23,5%, pero me había asfixiado tanto que ya no pude recuperar. Además, pasar la parte más dura no significa que el puerto se haya acabado. Luego continúan rampas del 18,5% (El Aviru y Les Piedrusines) que requieren también mucho esfuerzo, pero en ese momento, después de dejar atrás la
Cueña Les Cabres, estás vacío, completamente entregado y derrotado...
Una vez más he sentido esa sensación de que el tiempo no avanza, porque pese al esfuerzo la que no avanza es la bicicleta. Pedaleas, culebreas, sufres...y apenas sirve de algo... Después de una hora de máximo esfuerzo llego a la cima. ¡Qué paisaje! Un falso llano, que al final se convierte en un suave descenso, me conduce a la línea de meta. El descanso sabe a poco porque tienes que seguir dando pedales, pero sientes que ya has salido de ese túnel del tiempo, que la bicicleta avanza y que el aire fresco te da en la cara.... pienso en que, si no estás bien, más vale no venir...
Tras esta espectacular subida, el resto del día, aunque con una combinación de parajes preciosos, rincones típicos de ciudad (en Oviedo) o símbolos del pasado (Universidad Laboral en Gijón), o pueblos marineros de fama gastronómica (Tazones), nada fue comparable a la sensación que da subir ( y bajar sin parar de tirar de frenos) a este puerto.
Como decía, la bajada igual de impresionante y se realiza por la misma carretera. Una vez abajo, decidimos ir hacia Riosa, y desde allí a Pola de Lena, todo un acierto.Como se había hecho tarde, cogimos la A-66 para ir directos a Oviedo, y tras un breve paseo por el caso antiguo, comer en la Plaza del Fontán, y una vez más, festín gastronómico con unas patatas especialidad del restaurante de lo más calórico.....
De allí, cómo no a Gijón y a la Universidad Laboral, que sorprende a todo el que la ve por primera vez, y para redondear el día, y por la N-632 esto es la carretera de la costa, hasta Tazones, y de allí a casa.....en La Pesa.
Por fin, tras una magnífica cena y un poco de sobremesa, y con mas de 340 km a nuestras espaldas, a dormir para la última ruta del viaje, el regreso...
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Trasgu, creo que debes dejar tú actual profesión y empezar a escribir, te ganarás mejor la vida y lo haces de pe.....
ResponderEliminarlo primero, decirte que me alegra "verte" de nuevo entrando en el Blog.
EliminarLo segundo, si crees que me ganaria mejor la vida escribiendo que en nuestro actual trabajo.... mal vamos... o mal voy, pero dicho eso, habrá que pensarlo muy seriamente y quien sabe, a lo mejor terminamos montando el negocio de las motos.....y damos un giro radical a nuestras estresadas existencias....
en fin, habrá que comentar esto y muchas cosas mas, en nuestra próxima ruta....
Se me olvidaba, que buenas las fotos eh!!!!
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